La Reencarnación de Eva de Cristina Sandin Catacora

Autor: CRISTINA SANDIN CATACORA
Editorial: Círculo Rojo
Año de Edicion: 2018

Antoniette es una joven campesina nacida en el corazón de Francia en pleno siglo XVIII a la que el destino parece haber reservado el más tortuoso de los caminos. Constantemente puesta a prueba, un pequeño gesto de amabilidad desconocida cambiará el rumbo de su vida brindándole la oportunidad de enderezar sus propios errores. Pero la aparición de un misterioso mercader belga, William Merchant, reavivará viejos recuerdos olvidados y antiguas cuentas pendientes que obligarán a Antoniette a replantearse quién es.

¡Atención, contiene spoilers!

"La naturaleza era tan reconfortante. En ese instante deseó formar parte del bosque"

Esta historia resulta cuanto menos anacrónica, entremezclándose mitología griega y cristiana a la par que historia y fantasía. En el s. XVIII Francia era un país eminentemente católico que será descristianizado a finales de siglo con la Revolución Francesa. No se observa una adscripción a una religión específica y, de hecho, a pesar de que los protagonistas, entre los que se encuentran el arcángel Gabriel y Eva, aluden a un origen cristiano, el tema principal de "La Reencarnación" que da título al libro se considera por lo general contrario a los presupuestos católicos que abogan por "La resurrección".

Eva de Durero (1507)

Eva representa a un alma primigenia que se encuentra en su décima y última reencarnación, Antoniette, antes de ser enviada al Tártaro o al Huerto de los Elíseos en función de sus pecados. El recurso de la última reencarnación ha sido recientemente empleado en otras obras como en "Las diez mil vidas de Milo" (Reincarnation Blues) de Michael Poore. En el caso que nos ocupa, los escenarios y rituales pueden considerarse parte de la mitología griega u otras mitologías paganas precristianas; sin embargo, el personaje de Eva parece ser la Eva de Adán que aparece en la Biblia aunque en esta ocasión añadiendo una componente de fantasía avanzada en el tiempo. Su equivalente en la mitología griega sería Pandora, siendo ambas conocidas por ser responsables de que en la Humanidad haya pecados. Eva se debate en una contínua dualidad entre la naturaleza y la sociedad, entre el bien y el mal, entre lo divino y lo humano, entre lo mortal e inmortal. Esta tensión y atracción entre lo terrenal y lo sobrenatural, así cómo un posible triángulo amoroso/lujurioso, ya ha sido plasmado en literatura juvenil, recordando a la atmósfera de la famosa saga "Crepúsculo" de Stephenie Meyer. Así, Eva muestra atributos parcialmente divinos e irresistibles para seres superiores, en la misma línea que Bella Swan en Crepúsculo.

"Él era divino y ella lo tenía al alcance de su mano [...] La negativa a tomarla ahí, en ese momento incrementaba su interés de un modo exagerado, puesto que no la miraba con la lascivia que el resto de los hombres"

La Anunciación de Botticelli (1489)

El cometido del arcángel Gabriel, identificado por su papel de mensajero en las escrituras, consiste en servir de guía frente al libre albedrio del ser humano. Desde el nacimiento del alma de Eva, Gabriel siente un amor puro por ella y se ha dedicado a "perseguirla" a lo largo de todas sus reencarnaciones con el propósito de llevarla de vuelta a los Huertos Elíseos. Su hermano, el arcángel Miguel, considerado por la Iglesia (católica, ortodoxa, copta y anglicana) como el jefe de los ejércitos de Dios, será quien se encargue de pesar las almas y llevar a cabo el juicio final. Durante toda la historia intenta hacer entrar en razón a Gabriel en lo que se refiere a las pasiones humanas, hasta el punto de perderse en el camino, aunque el devenir de los acontecimientos acabará dando la razón a Gabriel. También se alude a su papel de vencedor frente a Lucifer, el arcángel de los ángeles caídos.

El arcángel San Miguel expulsando a Lucifer
y a los ángeles rebeldes, Rubens (1622)

Durante esta aventura, Antoniette se encuentra con personajes de su vida pasada como su madre Linette. Este personaje representa a una partera con aficcion por los preparados naturales y cierta connotación de bruja/medium en la Tierra. Bajo mi punto de vista, ha sido uno de los personalidades mejor plasmadas, mientras que el hijo del Duque de Orleans Philipe, el cuál acoge a la protagonista  en su palacio para utilizarla en sus propósitos revolucionarios, transmite una serie de percepciones encontradas por las que no me ha resultado creíble.

El rapto de Perséfone, Gian Lorenzo Bernini (1622)

Junto a los mencionados espacios de la mitología griega, también pueden encontrarse algunos personajes procedentes de la misma, tales como Perséfone, hija de Zeus y Deméter que fue raptada por Hades, el dios de los infiernos y a quien impuso contra su voluntad el título de Reina del Inframundo. En este punto, aparece la única mención a la religión a lo largo de toda la novela y se puede observar de nuevo cómo la autora introduce una realidad de otro tiempo, en este caso de la vida actual cuando Perséfone se identifica como una funcionaria, que contrasta y proporciona un tono humorístico a la narración:

‒ ¿Por qué la tomáis todos conmigo? ¡Sólo soy una funcionaria!

El Tártaro ya no era lo que había sido durante milenios desde que la antigua religión dejara paso a las nuevas [...] Los nuevos tiempos indignaban a Perséfone, que no le veía sentido a trabajar gratis.

Al principio la mezcla de elementos tan diversos y cómo se abordaba el tema me pareció muy atractivo. Sin embargo, conforme avanzaba la lectura, la constante del amor platónico por un lado, y de la lujuria por otro, me resultó repetitiva. Al estar ambientada en el s.XVIII me esperaba el uso de otros recursos relacionados con la historia. Es cierto que se introduce el choque de la sociedad estamental con los nuevos valores revolucionarios que están surgiendo y a la Monarquía Absoluta con un par de alusiones al Delfín, pero debo confesar que me ha parecido pobre la explotación literaria del contexto. Además, he percibido mucha confusión en la forma de combinar todos los elementos mencionados y no me queda realmente claro lo que la autora pretende transmitir con ello, más allá de una visión holística del "caos espiritual" o digamos "variedad de creencias" de la sociedad de hoy en día.
Por otro lado, también encuentro cierta reivindicación del papel de la mujer, al no consolidarse el alma originaria de Eva como la pecadora que todos conocemos, prevaleciendo el amor limpio y puro.