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¿Se puede saber dónde estabas?-le pregunta- Me has
abandonado todo este tiempo con la falta que me hacías.
Ella no le
contesta porque las palabras sobran cuando vuelven a ser una sola e intuye la
respuesta sin necesidad de escucharla: “no me permitías mostrarme, tu sentido
común estaba demasiado ocupado con eso que soléis llamar… ¿sobrevivir?”.
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No te atrevas a burlarte, mientras tú estabas viajando
como si de un juego se tratara, mi principal preocupación era hallar un lugar
donde cobijarme.
Un quejido
caprichoso suena dentro de ella: “Por qué me culpas de todos tus males, ¿acaso
no estás segura de haber decidido lo correcto?”
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No seas desconsiderada conmigo. Sabes que mis
limitaciones me provocan una profunda ansiedad y me invade esa añoranza
insoportable. No es que envidie tu naturaleza etérea, es que si me dejas, sólo
queda un gran vacío y sinsentido. Cuando estás conmigo todo es hermoso, más
real. Los últimos días quedaron en mi mente ausentes, tal que un mal sueño.
¿Cómo es para ti estar desconectada de mí? Dime, ¿no es la necesidad mutua?,
¿cómo se siente?
Al fin alcanza
a oír una respuesta clara: “Se siente imposible. Está bien que aferres tus pies
al suelo si es necesario, pero date un respiro de vez en cuando, deja de
apartarme porque siempre hay algo más importante, y mírame. Mírame de frente y caminaré
a tu lado”.
-
Mis ojos estaban cegados porque ya no miraban a través
de ti, porque tú, mi esencia, te
quedaste en el lugar del que vengo. Si sólo pudiéramos encontrar un balance por
el que vivir en el presente sin sentir la necesidad de transportarnos al futuro.
Si sólo pudiéramos vivir juntas, y punto. Todo sería más fácil. Así que no me dejes nunca, no lo hagas, porque
si lo haces, estoy perdida, estamos perdidas las dos.
Querida Alma, tengo un exceso de Mente. Querida Mente, tengo una ausencia en el Alma.
Música: "Comptine d'un autre été" Yann Tiersen, (La rima de otro verano)
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